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Pagoda de Tran Quoc, una de las más antiguas de Vietnam, situada entre dos lagos. |
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Pagoda del Pilar Único, construída en 1049 en madera sobre una sola columna
y con forma de flor de loto. Destruída por los franceses, esta es una reconstrucción. |
Las pagodas son edificios religiosos que se hallan dentro del recinto de los templos budistas. Pueden tener formas muy diferentes, pero normalmente tienen varios pisos de altura y acaban en punta. Pero en Vietnam la pagoda difiere de este concepto general, y se confunde con el templo de culto budista. Las pagodas de Vietnam (
chua) son lugares de culto donde se hacen ofrendas y se reza. En cambio en los templos (
den) se venera a figuras históricas y héroes nacionales que pueden ser desde famosos guerreros o Confucio hasta Ho Chi Minh.
Las creencias religiosas de los vietnamitas son una compleja mezcla de budismo, confucianismo, taoismo y cristianismo. La mayoría de la población se confiesa budista pero con elementos propios del taoísmo y del confucianismo a la hora de entender la naturaleza y la vida en sociedad.
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Casa comunal de la etnia Bahnar, de 19 m de altura, construida en el recinto del museo. |
Vietnam es un crisol de grupos étnicos pertenecientes a cinco familias lingüísticas diferentes. La población se compone de 54 grupos étnicos, de entre los que destacan los Viet que representan el 86% de la población. El restante 14% lo forman 53 minorías étnicas que suelen habitar en montañas y territorios apartados, lejos de la influencia occidental. Sus costumbres, rituales y forma de vida en general sigue siendo la misma que hace mil años. Los atuendos tradicionales, los productos artesanales, las canciones, los mercados, las casas tradicionales de bambú y madera, el cultivo del arroz, el búfalo imprescindible en las tareas agrícolas, son elementos comunes de los diferentes grupos étnicos, pero cada uno tiene su peculiaridad.
En este increíble museo de Hanoi se muestran todo tipo de enseres, vestimentas, ritos y costumbres de las diferentes etnias. Lo mejor, las casas construidas por los propios aldeanos de diferentes minorías, en el jardín circundante.
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Casa alargada de la minoría Ede, de más de 42 m de largo, donde vivían hasta 4 generaciones. |
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De este modo vendía sus trampas de pesca un aldeano. Llevaba hasta 800 trampas en la
misma bicicleta, hay una foto que lo atestigua, y hablamos de los años 90... |
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Retrato de Ho Chi Minh en la impresionante oficina de correos de Saigón |
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Oficina principal de correos de Saigón, de estilo francés |
Ho Chi Minh es, como quien dice, el padre de la patria. Cariñosamente apodado "el tío Ho", la presencia de Ho Chi Minh es constante en pueblos y ciudades de todo Vietnam. Incluso Saigón fue rebautizada con el nombre de Ho Chi Minh City en 1975. Si te despistas te crees que es el actual presidente, pero murió hace más de 40 años, en 1969.
Dentro de la complicada y dura historia de Vietnam durante el pasado siglo, él fue una figura política clave. Expatriado en Europa en su juventud, fue miembro fundador del Partido Comunista francés en 1920. Más tarde creó la Liga de la Juventud Revolucionaria de Vietnam desde su exilio en China, donde fue encarcelado. Su aspiración y la del pueblo vietnamita era terminar con la ocupación francesa, presente desde que en 1862 se creó la Cochinchina (provincias del sur) bajo su dominio.
Los franceses habían esquilmado el país y habían llevado a una situación de pobreza generalizada a la mayor parte de la población. Durante la Segunda Guerra Mundial los japoneses ocuparon el pais y provocaron una terrible hambruna. El Vietminh, Liga por la Independencia de Vietnam, fundada por Ho Chi Minh en 1941 tras su regreso a Vietnam después de 30 años, era la única oposición que encontraban franceses y japoneses.
Tras varios años de enfrentamientos con los japoneses, HCM encabezó la Revolución de Agosto en 1945, que se hizo con el control de gran parte de Vietnam. Pero esto no acaba aquí. Luego volvieron los franceses, y se inició una guerra de guerrillas de 8 años dirigida por HCM. La victoria final contra los franceses en Dien Bien Phu, en 1954, es un hito histórico. HCM gobernó el Vietnam del Norte hasta su muerte. No llegó a ver la victoria del norte sobre el sur, y la posterior unificación de Vietnam (esa es otra guerra que nos suena más...)
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El sombrerero a domicilio, a la manera tradicional, o sea, en bici, sin contaminar |
He vuelto a Hanoi. La verdad es que se agradece el fresquito, el calor en Saigón llegó a resultar casi insoportable (los peores meses de calor allí son abril y mayo, y ya se nota). Hanoi es más divertida. Es más como una ciudad de provincias (siendo la capital), la gente es más cercana, se vive el día a dia con ellos más de cerca y es más habitual encontrar escenas callejeras como la de arriba o de este tipo:
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Duplicado de llaves, básicamente de moto y concretamente Vespa, como pone el cartel |
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Estilismo de última generación, obsérvense los chorritos de humo |
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Se venden lápidas... y también se pueden personalizar con tu nombre y foto, si te hace ilusión |
Parece que el sábado es el día de las bodas, porque el centro de Saigón está hoy plagado de parejitas en poses horteras. Normalmente, la novia va vestida de blanco. La primera de las fotos debe de ser la celebración de una boda de chinos, pues es tradición en China el vestido de novia rojo. Como de costumbre, es símbolo de buena suerte.
5.30 de la mañana. Me bajo al parque céntrico que hay frente a mi hotel a contemplar el ambiente. Hora punta. Está lleno de gente que practica deporte: chi kung (gimnasia china), tai chi, badminton, aerobic, artes marciales... Hay gente de todas las edades, pero abundan los mayores, que se conservan con una agilidad y flexibilidad increíbles. Después de la sesión de ejercicio matutina comienza el día de trabajo, llenos de energía y vitalidad.
Tampoco es para tanto... En Hanoi es bastante más arriesgado!
El casco, por cierto, es obligatorio. Te proporcionan uno también
cuando coges la moto-taxi. Si se es escrupuloso, mejor no mirar dentro.
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El río Saigón atraviesa mansamente la ciudad de Ho Chi Minh de norte a sur |
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Catedral de Notre Dame, legado de la época colonial francesa |
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La modernidad y el progreso, detrás de la estatua del héroe
nacional Tran Hung Dao |
La mítica Saigón, hoy Ciudad Ho Chi Minh, se encuentra al sur de Vietnam, cerca del delta del río Mekong. Sus habitantes aún prefieren llamarla con el antiguo nombre colonial, que resulta mucho más sonoro y evocador. Su clima tropical de calor y humedad permanentes, su caos civilizado y su alegre vitalidad me seducen definitivamente y me digo a mí misma: "¡Me he equivocado de ciudad, es aquí donde quiero estar...!"
Ho Chi Minh City es una gran metrópolis de 7 millones de habitantes, antigua capital de la Cochinchina en la época colonial francesa, y capital de Vietnam hasta 1975. Está repleta de maravillosos edificios de la época de las colonias, muchos de ellos suntuosos hoteles, y adornada por frondosos jardines tropicales. Ha crecido vertiginosamente en los últimos años, muchos rascacielos no existían en mi anterior visita hace cinco años. El tráfico es impresionante, la vida te la juegas igual al cruzar la calle (no sé para qué pintan los pasos de cebra, no para nadieeee!!!) Pero nada que ver con el caos de Hanoi, aquí las motos van todas en la misma dirección en cada calle, y no se cruzan en todas direcciones como en la capital norteña!
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Ya he encontrado mi restaurante favorito, Quan An Ngon,
situado en una antigua villa colonial |
Lo de debajo es una vespino, no os confundáis... Creo que no hacen falta más comentarios.
Siesta en complicada postura de yoga...
Hora del rezo
La vida junto a las vías del tren
Las aceras pobladas de motos no son para los peatones
La carne de perro es otra especialidad más de la variada cocina vietnamita. Sin embargo, no todos los vietnamitas la comen. Se come en momentos especiales y sólo en ciertas zonas donde se concentran los restaurantes que cocinan este tipo de carne. Los vietnamitas son un pueblo muy supersticioso y aseguran que trae suerte comerla. Pero para mí fue un descubrimiento espantoso, tengo la imagen grabada a fuego: delante del restaurante, en la calle, sobre una mesa una docena de perros muertos y enteritos con todo su pelaje, del tamaño de un pastor alemán, apilados unos encima de otros, esperando a que algún cliente elija el que le gusta... Horripilante. Como se podrá entender, fui incapaz de hacer una foto, sólo los segundos de visión desde el autobús me revolvieron el estómago.
Aparte de ser un plato de menú, el perro también es un animal de compañía popular y sirve para las mismas funciones: mascota, guardián, pastor, fiel compañero... en fin, que se le quiere al animalito. Como muestra, los perros de escayola que decoran rincones del hogar como la cisterna del WC o las terrazas y jardines.
La primavera me ha pillado en este rincón mágico de agua y roca caliza. Ninh Binh está a unos 100 km al sur de Hanoi. Pasados unos cuantos arrozales y búfalos de agua, en mi caso la ruta fue en bici (opcional), te puedes dejar flotar río abajo impulsado por las piernas de un/a remero/a vietnamita durante dos horas para disfrutar de la maravilla natural del "Halong de interior", como le llaman, y cierto es que no tiene nada que envidiarle a la impresionante bahía.
Durante el trayecto fluvial por el río Ngo Dong se atraviesan tres grutas, que le dan el nombre a la zona: Tam Coc. El tráfico es intenso, eso sí, pero si uno es capaz de obviarlo, la magia no se pierde...
Lo que sí fue terrorífico fue el tráfico (más bien la conducción temeraria de nuestro piloto) en las dos horas de carretera de ida, y otras dos de vuelta... yo llegué la última al autobús, y como no podía ser de otra manera, sólo quedaba libre el asiento del copiloto, así que me tocó vivirlo todo en primera fila y por supuesto... sin cinturón de seguridad!!! (¿eso qué es?).
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En la vespa de Trang, desafiando el tráfico. Hasta a ella le da impresión, según me confesó... |
Trang, mi amiga vietnamita, me llevó anoche a vivir la Hanoi nocturna. Primero fuimos en su moto a uno de esos sitios con taburetitos azules a cenar. Luego fuimos en su vespa (menuda experiencia!!!) hasta la catedral , donde iniciamos una caminata de dos horas por todo el centro de Hanoi, y ella aprovechó para practicar su magnífico español. Acabamos bebiendo té con limón, lo típico en la noche hanoiense y comiendo pipas dulces riquísimas (lo típico en la noche hanoiense...). Había un ambiente increíble en cada esquina, abarrotada de taburetitos azules y alfombras de cáscaras de pipas.
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Obsérvense los taburetitos azules de toda esquina hanoiense que se precie, y la alfombra de pipas. |
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Trang es la de la bufanda roja, volvió hace poco de España, tras 4 años de estancia. |
Hoy me he mimetizado con los locales, he cogido un autobús público por 3.000 dongs (10 céntimos de euro) y me he ido a Bat Trang, el pueblo de la cerámica, a 13 km de Hanoi (pero 35 minutos de viaje...). La gente es hiperamable, yo era la única guiri y a la ida fui charlando con una chica que hablaba un inglés casi perfecto. De hecho, era la única de toda la masa de gente que había en la estación que hablaba inglés, y fue ella quien empezó a hablarme porque quería ayudarme... un encanto. A la vuelta, tres cuartos de lo mismo, pero esta vez los dos chicos tenían poca idea de inglés, aún así lo intentaban: de dónde eres, cómo te llamas, qué anillo tan bonito... encantadores.
El pueblo ha sido un oasis de paz después de cinco días en el caótico y ruidoso Hanoi.
El pueblo está lleno de hornos de cerámica, donde se puede ver a la gente trabajando. En el mercado, increíble variedad, cantidad, calidad, y precios de risa. ¡Lástima que no me pueda llevar a España 20 k más de equipaje, me habría llevado la mitad de la mercancía!
Pero no podía irme con las manos vacías, así que compré este precioso platito (con libélulas!) por 10.000 dongs (30 céntimos de euro).
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Familia almorzando delante de la entrada de su casa en el barrio antiguo. |
A los vietnamitas les gusta la calle. Hacen prácticamente toda su vida aquí: atienden sus negocios, cocinan, comen, friegan los platos, duermen la siesta... o se despiojan con pinzas de depilar, se acicalan, se cortan el pelo (todo esto lo he visto) y eso a pesar del frio que hace en invierno, la lluvia que cae todo el año, y el agobiante calor del verano. Además, son muy familiares, y la familia permanece unida toda la vida, pudiendo vivir varias generaciones juntas en la misma casa.
En cuanto a las casas, suelen ser del tipo casa-tubo. El ancho de la fachada es el de una habitación, ampliando su espacio hacia el fondo y hacia arriba. Parece ser que pagan impuestos en proporción a los metros de fachada construidos. Se accede a ellas a través de un largo y estrecho pasillo como el de la foto de arriba.
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Casa-tubo en el barrio antiguo de Hanoi. Según el ancho de la fachada se calculan los impuestos. |
En las casas de comidas vietnamitas (porque no se pueden llamar restaurantes) y en los puestos callejeros que hay en cada esquina también se come fuera, en mesitas y taburetes minúsculos de plástico. La comida, aunque pueda parecer lo contrario, está buenísima y todo está realmente limpio. Además se puede comer fenomenal por dos dólares. Lo mejor es que no hay horarios, los vietnamitas comen hasta ocho veces al día por lo que siempre hay comida por todos lados.
Durante mi paseo matutino (bajo la lluvia, qué raro...!) por el Barrio Antiguo, el alma de Hanoi, núcleo histórico y comercial, enrevesado entramado de callecitas divididas por gremios con más de 1.000 años de antigüedad, me topé con el templo de Bach Ma. Como yo también me dedico a la vida contemplativa, de momento (como alguien decía por allá lejos, en occidente) decidí entrar a curiosear. No me quedó muy claro si el templo era budista, aquí se venera tanto a Buda como a los antepasados, y creen que en la otra vida la gente también necesita ropa, dinero y comida. Por eso, ante los altares se puede uno encontrar ofrendas que van desde cigarrillos a cerveza pasando por un pollo ya cocinado, con su cabeza y todo, y una bandeja de carne picada cruda... Para que no les falte de nada a los difuntos en el otro mundo.
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Esto no sé ni lo que es, llamémoslo motocarro... de cuando la guerra, por lo menos. |
Ahora toca hablar de motos, cyclos, motocarros, etc., puesto que es la estampa típica de cualquier calle de Hanoi. Caótico enjambre circulatorio: tres millones y medio de habitantes y más de dos millones de motos, ... no hay más que añadir ¿no? El aire a veces resulta irrespirable, los ojos se irritan de la contaminación. Además, todas pitan cada vez que tuercen o adelantan, o sea, ¡siempre! Con estos datos, se agradece la lluvia constante, la verdad, que al menos limpia y purifica...
El cyclo es para los guiris, que hay (o "habemos") unos cuantos y eso que estamos en temporada baja. El que pedalea es el transportista vietnamita. Si uno se atreve puede coger también un mototaxi = moto que te lleva a donde tú quieras.
Por otra parte, aquí eso de los semáforos o cualquier otra señal de tráfico "no existen", o sea, se ignoran olímpicamente. Cruzar la calle es un ejercicio de osadía, el truco es mirar para adelante, a la otra acera, tu destino, y ya te esquivan ellos.
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Obsérvese típico grupo de guiris montados en cyclos en fila india. |